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Según el vocalista de Los embajadores del Vallenato, la canción no estaba destinada a ser éxito.
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Creativa Digital
En el aniversario número cinco del fallecimiento del maestro Romualdo Brito, una de sus anécdotas más recordadas al recordarla en entrevista con La Reina del Vallenato junto a Ronald Damián, voz líder de Los Embajadores del Vallenato. El cantante revivió momentos claves junto al compositor guajiro, dejando al descubierto detalles que pocos sabían.
La conversación permitió reconstruir no solo el origen de grandes éxitos, sino también la amistad que los unió por décadas. En esta fecha especial, su testimonio se convierte en una forma de honrar la memoria del creador de algunas de las canciones más importantes del vallenato moderno.
En su diálogo con La Reina del Vallenato, Ronald Damián recordó que conoció a Romualdo Brito en 1985, durante el Festival Vallenato. Años después, Brito le enviaría varias canciones, entre ellas la que terminaría convirtiéndose en uno de los temas más icónicos de Los Embajadores del Vallenato. Inicialmente, se llamaba 'Ajuíciate mama' y estaba destinada a otro artista, pero terminó llegando a sus manos casi por casualidad.
Damián contó que el nombre definitivo nació en un avión, camino a una feria en Cali, cuando empezaron a cantar el tema y los pasajeros comenzaron a reaccionar. Sintiendo que el título original no conectaba igual, decidió renombrarla El Santo Cachón. El resto es historia: sin grandes estrategias de promoción y con un video grabado con una sola cámara, la canción se convirtió en un fenómeno que impulsó la agrupación a nivel nacional.
Durante la entrevista, el cantante también habló de las otras obras que Romualdo Brito les confió y que enriquecieron su catálogo. Entre ellas, Amiga mía, Sigue siendo mía, Baila y baila y Un macho como yo, una canción que hoy vuelve a sonar gracias a las redes sociales y que la agrupación planea relanzar con un video musical.
Ronald Damián destacó que muchas de las composiciones de Brito llegaron primero a su voz antes de convertirse en éxitos en otros artistas, un gesto que él considera un privilegio. Para Los Embajadores del Vallenato, el repertorio del maestro no solo marcó su identidad artística, sino también una etapa de consolidación dentro del género.
A cinco años de su partida, Ronald Damián recordó con nostalgia los últimos momentos que compartió con el compositor. Contó que dos meses antes de su muerte, Brito lo visitó en Bucaramanga para grabar dos canciones nuevas, entre ellas Zapatos Viejos. Lo que no sabían era que ese encuentro sería el último.
El cantante relató que su amistad trascendía los escenarios y que solían encontrarse en festivales, viajes a La Guajira y reuniones familiares. “Fue un gran amigo, amigo de amigos”, dijo, reconociendo que su ausencia dejó un vacío difícil de llenar en la música y en su vida personal. En un día como hoy, su voz sirve para recordar que el legado de Romualdo Brito sigue más vivo que nunca.