Colombia
aime Molina, Hernando Santos y otros nombres cercanos al juglar se inmortalizaron en letras cargadas de afecto, nostalgia y complicidad.
Publicado:
Creativa Digital
Rafael Escalona es recordado como uno de los más grandes juglares del vallenato, no solo por su habilidad para contar historias, sino por la forma íntima y genuina en la que convirtió a sus amigos en protagonistas de sus canciones. Más allá de los amores, las parrandas y las travesías por la región Caribe, Escalona encontró en sus amistades una fuente constante de inspiración.
En cada verso, el compositor plasmó anécdotas reales y nombres propios que trascendieron el círculo personal para convertirse en parte del folclor colombiano. Su obra es también un retrato afectivo de quienes caminaron a su lado, y hoy sigue siendo un testimonio de la fuerza de la amistad hecha canción.
Uno de los ejemplos más conmovedores de este vínculo entre música y amistad es 'Elegía a Jaime Molina', una canción que Rafael Escalona compuso tras la muerte de su entrañable amigo, el pintor Jaime Molina. En esta obra, el juglar narra el vacío que dejó su partida y cómo, a pesar de la tristeza, su recuerdo perdurará en cada trazo y nota. Esta canción es considerada una de las más emotivas dentro del folclor vallenato, no solo por su historia, sino por la honestidad de su mensaje.
Otro gran amigo que ocupó un lugar importante en la vida y obra de Escalona fue Hernando Santos, periodista y figura influyente en la política nacional. A través de sus canciones, el compositor vallenato le rindió homenaje, destacando su papel clave en la creación del departamento del Cesar y su compromiso con el desarrollo del país. Santos no solo fue un aliado intelectual, sino también un apoyo constante en la difusión del vallenato como patrimonio cultural.