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En 1975, Rafael Orozco dio su primer paso importante en la música al grabar su debut discográfico “Adelante”. Sin embargo, detrás de este hito se encuentra una colaboración fundamental: la del talentoso acordeonero Emilio Oviedo Corrales.
La historia de cómo se conocieron Rafael Orozco y Emilio Oviedo es casi de película. Se encontraron por casualidad en Aguachica, Cesar, donde Oviedo había sido contratado por el gobernador para tocar en la inauguración de unas obras.
“Yo había llegado afectado de la voz por ponerme a cantar en el camino, y en medio de una parranda en aquella población apareció un muchacho delgado y cabellón, era Rafa”, recuerda Oviedo.
Rafael Orozco, entonces un joven desconocido, se ofreció a ayudar a Emilio Oviedo a cantar debido a su problema de voz. “Aquel muchacho me dijo que no me preocupara, que él me ayudaría a cantar. Entonces, le di la oportunidad”, relata Oviedo.
Emilio aceptó la oferta y quedó asombrado por la voz de Rafael Orozco. El estilo, la afinación y el brillo de su interpretación dejaron una huella imborrable.
Fue en ese momento cuando Oviedo se dio cuenta de que debía grabar algo con aquel talentoso joven que más tarde sería reconocido como uno de los grandes del vallenato, Rafael Orozco.
Esta colaboración marcó el inicio de una carrera meteórica para Orozco, quien se convertiría en una figura icónica del vallenato, dejando un legado imborrable en la música colombiana.
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