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En las tierras llenas de misticismo y tradiciones de Colombia, específicamente en Valledupar, la música y las leyendas se entrelazan para tejer historias que desafían la imaginación y perduran en el tiempo. Desde la transformación de una joven en sirena hasta las intrigas en torno a la tumba de una figura icónica de la música vallenata, estas narrativas cautivan a lugareños y visitantes por igual.
Estas historias, llenas de misterio y encanto, continúan resonando en la mente y el corazón de quienes las escuchan, manteniendo viva la magia de esta región única en el mundo, que a través de sus artistas mantienen viva una historia que pasa de generación en generación
En el tranquilo barrio de Cañahuate, en Valledupar, una joven desafió las advertencias de no bañarse en el río Guatapurí un Jueves Santo, un acto considerado pecaminoso por muchos. Después de un refrescante baño, el peso en sus piernas le advertía que algo no estaba bien. Para su asombro, una cola de pescado enorme emergió, transformándola en una sirena. Su aparición en una roca, para despedirse de su familia, se convirtió en una leyenda que perdura en la región.
Mientras tanto, en las calles de Valledupar, los relatos sobre Diomedes Díaz, la voz del vallenato, continúan vivos. Desde su partida en 2013, misterios envuelven su tumba. Algunos creen que el número de su bóveda otorga suerte en la lotería. Además, cerca del Parque de La Provincia, su estatua encierra otro mito urbano: cualquier mujer que se siente sobre las piernas de la escultura quedará embarazada, debido a la creencia en las bondades de fertilidad del artista.
Entre las leyendas ancestrales que persisten en Valledupar, durante la ola de invierno, destaca la del Doroy, una culebra de gigantescas proporciones que se adueña de las aguas con una majestuosidad que hipnotiza a quienes se atreven a contemplarla. Con cuernos sobre su cabeza y una barba que evoca la de un chivo, su canto, similar al de un gallo, deja a quienes lo escuchan cautivos en un estado de vigilia hasta que las aguas vuelven a su curso habitual.
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