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La relación entre Diomedes Díaz y Egidio Cuadrado es una de las más legendarias del vallenato. Más allá de la música, ambos compartían una profunda amistad que trascendió los escenarios. Sin embargo, no todos veían esta relación con buenos ojos, especialmente la mamá de Egidio, quien no estaba completamente encantada con la presencia del “Cacique de La Junta” en su casa.
Diomedes Díaz y Egidio Cuadrado construyeron un vínculo único que marcó la historia del vallenato. Egidio fue el acordeonero que acompaño a Diomedes para presentar su primera grabación (demo) en Radio Guatapurí.
Su relación iba más allá de lo artístico, pues compartían sueños, vivencias y parrandas que, aunque intensas, resultaban fructíferas, ya que de ellas surgieron varias de las canciones que hicieron historia en el género.
Según relatos del propio Egidio, cada vez que Diomedes visitaba su hogar, la situación se tornaba "festiva". Las parrandas organizadas por ambos artistas podían extenderse durante dos o tres días, lo que generaba molestia en la madre de Cuadrado.
La progenitora del acordeonero solía expresar su disgusto con frases como: "Ya viene el muchacho e’ porra ese a fregar la vida."
Esto se debía, en gran medida, al desorden y al ambiente fiestero que acompañaban las visitas de Diomedes, algo que contrastaba con el estilo de vida más tranquilo que ella prefería.
Pese a los reclamos de su madre, Egidio siempre defendió a Diomedes, explicándole que sus reuniones tenían un propósito artístico: grabar discos y crear música. Sin embargo, ella respondía con firmeza que no quería más cantantes en su casa, pues ya le bastaba con que Rafael Escalona, uno de los grandes del vallenato, fuera esposo de su hija.