Colombia
El cantante confesó que los excesos marcaron sus primeros años en la música y que por poco pierde el control de su vida.
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Por: Michele Odarba
Creativo Digital
Daniel Calderón, uno de los nombres más reconocidos del vallenato moderno, rompió el silencio sobre una etapa poco conocida de su vida. En una entrevista reciente, el cantante confesó que, al comenzar su carrera artística, cayó en un ciclo de excesos que por poco le cuesta la salud y la vida.
“Bebía demasiado. Estaba rodeado de gente, pero me sentía solo. No tenía control sobre nada”, dijo Calderón, con una sinceridad que impactó tanto a sus seguidores como a quienes han visto de cerca el lado oscuro del éxito temprano.
Desde que tenía apenas 17 años, Daniel se enfrentó a escenarios, giras, y la presión de ser el heredero de una dinastía vallenata. Su nombre llevaba un peso que pocos adolescentes podrían manejar con equilibrio.
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La fama llegó rápido, y con ella, las tentaciones. Daniel relató que durante muchos años vivió atrapado en una rutina que parecía normal para el medio musical: noches de conciertos seguidas de fiestas, y litros de licor corriendo como parte del paisaje habitual.
“Todo el mundo te aplaude, te celebra, y uno cree que eso está bien. Pero por dentro te estás desmoronando”, expresó el cantante.
El alcohol no era solo una distracción, sino una vía de escape para las emociones que no sabía cómo manejar. Reconoció que durante años no entendía lo que significaba cuidarse, y que confundía la libertad del escenario con el desorden de la vida personal.
A pesar de ese periodo oscuro, Daniel Calderón logró encontrar un punto de inflexión. Fue la música, irónicamente, la que le dio las respuestas que la fama le había arrebatado.
“Volver a cantar con el corazón, no por cumplir, fue lo que me salvó. Me aferré a lo que siempre me dio sentido: el vallenato”, declaró.
También mencionó el papel fundamental de su familia y el apoyo silencioso de algunos amigos que lo ayudaron a retomar el control. Con el paso del tiempo, decidió priorizar su salud, su carrera con propósito y su bienestar emocional.
Hoy, Daniel Calderón es una voz de experiencia para quienes sueñan con el estrellato sin conocer sus riesgos.
“No se trata solo de cantar bonito o sonar en la radio. Se trata de sostener el alma en medio de tanta presión”, reflexionó.
Sus palabras funcionan como advertencia y consejo, especialmente para los jóvenes talentos que ven en el vallenato una carrera prometedora, sin imaginar los retos internos que eso implica.
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La historia de Daniel Calderón no es de caída, sino de transformación. De mirar hacia atrás con la valentía de quien reconoce sus errores y decide contarlos, no para hacer espectáculo, sino para enseñar.
Hoy su música suena distinta: más auténtica, más sobria, más consciente. Porque como él mismo dice, “no basta con tener éxito, hay que saber llevarlo sin perderse en el camino”.
Y ese camino, ahora, lo recorre con los pies firmes y la voz más clara que nunca.