Colombia
Karol G fue sorprendida en Valledupar con una serenata vallenata de un niño acordeonero. Su reacción conmovió a todos.
Publicado:
Por: María Paula Vargas Rodríguez
Creativa Digital
Valledupar amaneció con el corazón latiendo más fuerte. La capital del vallenato no solo vibra por el regreso de Silvestre Dangond y Juancho de la Espriella, quienes reviven su icónica dupla en la gira El último baile. Esta vez, fue una visita inesperada la que robó las miradas y los aplausos: Karol G caminó por sus calles y se llevó una serenata que la hizo detenerse, sonreír y emocionarse.
En medio del sol ardiente y la brisa cálida del 29 de mayo, la cantante paisa fue sorprendida por Juan Felipe Rocha, un niño acordeonero que con solo unos compases hizo que la ‘Bichota’ quedara encantada. El pequeño, que ya ha conquistado podios en concursos como el Festival Vallenato Intercolegial, se plantó con su acordeón y le dedicó una melodía que detuvo el tiempo en Valledupar.
Ella, emocionada, bajó la guardia, caminó hasta él, lo abrazó y se tomó una foto que ahora es viral. Fue un gesto espontáneo que resume el poder de la música: dos generaciones, dos géneros, dos mundos, unidos por la tradición vallenata.
Juan Felipe, o Juanfe, como se le conoce en redes sociales, tiene disciplina, pasión y una familia que respalda su sueño. Su talento florece en la Academia de Música Tato Gil, semillero de niños que sueñan con heredar el legado de los juglares y ponerle futuro al folclor.
Mientras Silvestre y Juancho afinan para sus conciertos en el Parque de la Leyenda, Valledupar celebra algo más que una gira: celebra la transmisión de un legado, la conexión entre el ayer, el hoy y lo que viene. Y Karol G, en su paso por esta tierra, fue testigo —y protagonista— de ese milagro cotidiano que es el vallenato.
Mientras Silvestre y Juancho afinan para sus conciertos en el Parque de la Leyenda, Valledupar celebra algo más que una gira: celebra la transmisión de un legado, la conexión entre el ayer, el hoy y lo que viene. Y Karol G, en su paso por esta tierra, fue testigo —y protagonista— de ese milagro cotidiano que es el vallenato.
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