Colombia
Cámaras, sensores y fibra óptica: la tecnología se toma las calles para acabar con los trancones.
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Por: Equipo de Redacción
Redacción Digital
Cartagena, una ciudad acostumbrada a los atascos, al desespero en hora pico y al cruce caótico en las esquinas, acaba de dar un salto tecnológico.
El 8 de julio de 2025 se encendió oficialmente la Central Semafórica Inteligente (CSI), un proyecto que había dormido el sueño de los justos durante casi una década y que ahora promete revolucionar la movilidad en la ciudad amurallada.
La puesta en marcha de este sistema no es solo una mejora técnica: es un cambio de mentalidad. Detrás de cada luz roja o verde hay ahora una decisión calculada en tiempo real, tomada por un “cerebro” central que analiza el flujo de peatones, bicicletas, motos y vehículos, para garantizar que el tránsito fluya donde más se necesita.
A diferencia de los antiguos semáforos de ciclos fijos, que repetían su rutina sin importar si la vía estaba vacía o colapsada, la CSI detecta y actúa. Utiliza sensores, cámaras de monitoreo (no fotomultas) y contadores regresivos en 90 intersecciones de la ciudad.
La red está conectada a través de fibra óptica propia de Cartagena, lo que permite ajustes automáticos o manuales desde un centro de control con visión total de la ciudad. En caso de un accidente, evento masivo o cualquier imprevisto, los operadores pueden intervenir y redireccionar el tráfico sin perder un segundo.
Este sistema no improvisa. Detrás de su implementación hubo una inversión robusta en infraestructura y equipos:
Todo este ecosistema convierte a Cartagena en una de las pocas ciudades del país con una red semafórica completamente conectada a su propia infraestructura digital.
Un punto que las autoridades han recalcado es que ninguna cámara instalada tiene fines sancionatorios. Su función es monitorear y tomar decisiones informadas para mejorar la circulación y brindar seguridad a conductores y peatones.
Esto permite un monitoreo continuo, 24 horas al día, los 7 días de la semana.
El Distrito y el DATT han hecho un llamado claro: esta obra es de todos. Su buen funcionamiento depende tanto de la tecnología como del cuidado ciudadano.
No se trata solo de respetar los semáforos, sino de proteger el sistema como un patrimonio colectivo.
Cuidar los dispositivos, reportar daños y entender que esta inversión no es solo en máquinas, sino en calidad de vida, es el compromiso que se espera de todos los cartageneros.
Con la Central Semafórica Inteligente, Cartagena deja atrás los semáforos obsoletos y entra en una nueva era.
Una era donde la movilidad no depende del azar ni de la suerte, sino de la tecnología vial, la información en tiempo real y un gobierno que decidió reactivar un proyecto clave para la ciudad.
Aunque los retos no desaparecen de un día para otro, hoy Cartagena avanza. Y lo hace con luz verde.