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Descubre la verdad detrás de las canciones de José Alfonso ‘El Chiche’ Maestre. Historias de amor, tragedia y perdón que marcaron al vallenato.
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Creativo Digital

En una reciente y sentida entrevista concedida desde su natal Patillal, el maestro José Alfonso “El Chiche” Maestre abrió su corazón para revelar los secretos que guardan sus letras más emblemáticas. Para el compositor, cada verso no es un encargo profesional, sino un desahogo espiritual que nace de sus propias crisis, divorcios y alegrías.
Esta cercanía con su realidad personal es lo que ha permitido que sus canciones se conviertan en himnos del sentimiento. A través del diálogo, el autor de más de 500 obras grabadas explicó que su motor creativo siempre ha sido la búsqueda incansable de la felicidad, aunque el camino haya estado lleno de choques emocionales y despedidas.
Uno de los momentos más reveladores de la charla fue la aclaración sobre el origen de "El culpable soy yo". Durante años, el público especuló sobre la identidad de la mujer mencionada; sin embargo, Maestre confesó que la obra nació de una tragedia cercana: el suicidio de una amiga que se quitó la vida estando embarazada tras ser abandonada por su pareja.
El maestro decidió escribir la historia en primera persona para darle fuerza dramática, lo que generó malentendidos sobre su responsabilidad real en el suceso. Años después, tuvo que componer "El verdadero culpable" para sacudirse de las acusaciones y explicar que él simplemente fue un testigo del dolor que intentó avisar sobre el engaño de aquel hombre.
Sobre el clásico inmortalizado por Poncho Zuleta, "Ahí vas paloma", el Chiche recordó que la letra surgió de una discusión "tesa" y definitiva con su pareja de aquel entonces. La canción fue concebida como el cierre de un ciclo de incomprensiones, donde el autor utiliza la metáfora de la paloma que esmigaja el nido para describir la destrucción de su hogar.
Un dato curioso que surgió en la entrevista es que la famosa frase final, "que me esmigajaste el nido", fue una improvisación de Zuleta en el estudio para darle un toque más criollo. Maestre admitió que, aunque la compuso con rabia y temblando de la emoción en un apartamento en Bogotá, hoy no puede cantarla sin sentir la misma fotografía del momento en su corazón.
Las canciones de José Alfonso Maestre son mucho más que melodías exitosas; son el diario vivir de un hombre que ha preferido sangrar en el papel antes que guardar silencio. Escuchar sus obras es entender que en el vallenato, la verdad siempre será la musa más poderosa de todas.