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Para muchos Luis Enrique Martínez fue el papá de los acordeoneros. Además de innovar con la introducción de los bajos en la música vallenata, dejó una escuela con sus estructuras, estilo y manera de componer.
Creó la ruta para interpretar una canción haciendo la melodía en la introducción, adornos, giros para dar entrada a la letra, el acompañamiento armónico cuando el cantante estaba interpretando la melodía y letra de la canción, él acompañaba con los bajos, adornos o conectores melódicos.
Lo mismo en el intermedio. Organizó las rutinas, la digitación, la sabrosura, el remate, el contrarremate, la entrada a la segunda estrofa y la final.
Su versatilidad lo hizo influyente en grandes acordeoneros que hoy día también son leyendas como lo son Alfredo Gutiérrez, Emiliano Zuleta Díaz, Nicolás Elías ‘Colacho’ Mendoza, Israel Romero, Orangel ‘El Pangue’ Maestre, el ‘Cocha’ Molina y ‘Beto’ Villa, entre muchos otros, quienes se convirtieron en alumnos que seguían su estilo y se acercaban a él para aprender sobre esa digitación perfecta para interpretar paseos, merengues, sones y puyas.
Su perfecta digitación lo hizo pionero en determinar cómo debía tocarse cada aire del vallenato y de esa manera nacieron los cuatros sones que caracteriza este género musical.
En 1973, Luis Enrique Martínez se coronó Rey del Festival de la Leyenda Vallenata junto a Juan Calderón en la caja y Víctor Amarís en la guacharaca. En esa ocasión derrotó a Julio de la Ossa y a Andrés Landero tras una buena calificación que le hizo el jurado conformado por Alejandro Durán, Nicolás Elías ‘Colacho’ Mendoza, Calixto Ochoa, Alberto Pacheco y Miguel López.
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