Colombia
Tras la muerte de Ramiro Colmenares, su hijo Carlos y Robinson Damián disputan en los estrados quién puede usar el nombre que marcó época.
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Por: Equipo de Redacción
Redacción Digital
En el vallenato también hay líos de herencia, pero no solo de canciones o discos. Esta vez, el conflicto es por un nombre que marcó época: Los Embajadores Vallenatos, el mismo que hizo mundialmente famoso El Santo Cachón.
La muerte de Ramiro Colmenares en 2022 abrió un vacío no solo en el acordeón, sino también en la propiedad del grupo. Hoy, su hijo, Carlos Colmenares, asegura tener derecho sobre la marca. Al otro lado está Robinson Damián, la voz original de éxitos como Se le moja la canoa, quien reclama ser el único líder legítimo.
En los años 80, Ramiro Colmenares y Robinson Damián se unieron en Valledupar, después de una parranda vallenata. Allí nació la química que dio vida a Los Embajadores Vallenatos, aunque primero se llamaban El Grupo Upar.
Con canciones como La juntera, La lira o Borrachera donde quiera, empezaron a conquistar escenarios. Pero el boom llegó en 1994 con El Santo Cachón, compuesto por Romualdo Brito, una picante crónica de infidelidades en parques, que aún retumba en las fiestas.
La fórmula Colmenares-Damián dominó por más de tres décadas, hasta que surgieron diferencias. Carlos Colmenares contó que su padre manejaba los contratos, las nóminas, el transporte, mientras que Robinson ponía la voz. Pero un empresario le propuso al cantante irse solo, y la unión se rompió.
Carlos Colmenares, quien fue segundo acordeonero junto a su padre desde joven, intentó formalizar la marca en vida de Ramiro. Sin embargo, su muerte en Paraguay dejó el trámite inconcluso.
Hoy, Carlos asegura que registró el nombre Los Embajadores Vallenatos de Ramiro Colmenares, mientras que Robinson alega que tiene la marca inscrita en la Cámara de Comercio hace ocho años. Entre ambos, el proceso ya llegó a la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), que definirá quién tiene razón.
Para Carlos, no se trata de pelear:
“He intentado hablar con Robinson, incluso le propuse un homenaje a mi papá, pero no quiso. No quiero pleito, pero si toca, procederé legalmente”.
Robinson, por su parte, sostiene que sigue vigente, que la agrupación no ha parado y que ahora canta junto al acordeonero Jairo de la Ossa, con quien sigue girando por el país.
En la trama aparece un tercer actor: Discos Fuentes. Según Carlos, la discográfica intentó en dos ocasiones registrar la marca sin éxito, pues la imagen ya estaba posicionada por Ramiro y Robinson. La disquera fue precisamente la que impulsó a la agrupación con la grabación de El Santo Cachón, que hoy suma más de 30 millones de reproducciones en YouTube.
Mientras el fallo legal llega, en los escenarios circulan dos agrupaciones:
Sea cual sea el desenlace, lo cierto es que la historia de este grupo es ya patrimonio del vallenato. Su legado se mide en canciones, pero también en el orgullo que representa un nombre que, hasta ahora, nadie quiere ceder.